Nuestro país figura entre los 14 países más vulnerables del mundo al tráfico ilícito de armas, según informe de Transparencia Internacional. Redes corruptas dentro del Estado, especialmente en las Fuerzas Armadas, alimentan al crimen organizado. 

La corrupción no solo es una enfermedad moral; es una bomba de tiempo que derrumba a cualquier nación. En Paraguay, esta podredumbre institucional ha encontrado su camino hasta los arsenales, convirtiéndose en la arteria oculta del tráfico de armas que alimenta al crimen organizado y a la violencia descontrolada.

El más reciente informe de Transparencia Internacional, “Bajo el radar”, es una señal de alarma que no se puede ignorar.

Paraguay figura entre los 14 países más vulnerables al tráfico de armas por corrupción, junto a naciones devastadas por conflictos internos como Afganistán, Irak o Sudán del Sur.

Detrás de esta vulnerabilidad hay algo más profundo que simples fallos administrativos. Hay una cultura de impunidad, un sistema de defensa con grietas estructurales y, lo más grave, una complicidad silenciosa que permitió durante años que las armas del Estado terminaran en manos del crimen.

**Las armas del Estado cambian de bando**

El informe identifica más de 35 casos documentados en los que fuerzas de defensa y seguridad paraguayas fueron protagonistas de desvíos de armas a través de prácticas corruptas.

En varios de estos episodios, las investigaciones fueron obstruidas, desestimadas o nunca iniciadas y todo indica que se debe a que las redes delictivas no están fuera de las instituciones, sino dentro.

Uno de los casos más emblemáticos es el Operativo Dakovo, donde altos funcionarios del Ministerio de Defensa fueron detenidos por permitir la importación ilegal de 43.000 armas, bajo el disfraz de una empresa de autopartes.

La artillería, proveniente de países europeos, terminó alimentando las reservas clandestinas de grupos criminales tanto en Paraguay como en Brasil. Un escándalo de proporciones internacionales que desnuda el verdadero rostro del negocio de la guerra en tiempos de paz.

**Corrupción que mata**

El tráfico de armas no es solo un delito financiero o un escándalo administrativo. Es un crimen de sangre. Cada fusil que desaparece, cada cargador que se desvía, termina tarde o temprano en un asalto, en un enfrentamiento narco, o en las manos de un sicario.

Desde el Ministerio de Defensa se apuran a aclarar que gran parte de lo señalado por Transparencia Internacional se refiere a “periodos anteriores”.

El ministro Óscar González asegura que durante el gobierno de Santiago Peña se han reforzado los controles con un sistema integrado de trazabilidad, se ha reglamentado la Ley de Armas y se suspendieron nuevas importaciones por decreto.

No obstante, se sigue sin observar grandes cambios en esta nueva etapa y el pueblo necesita respuestas.

El propio director de la Digemabel, general Melanio Servín, admite que desde 2023 ya se presentaron 30 denuncias por tráfico de armas y que hay funcionarios detenidos, imputados y prófugos, algunos a nivel internacional.



Paraguay, un paraíso para el tráfico de armas a causa de la corrupción

Por Augusto Morel3' de lectura

Las investigaciones no avanzan o terminan en oparei, haciendo que las propias armas del Estado terminen desangrando al país.