Noah Crooks era un muchacho de 13 años como cualquiera, del pueblo de Asage, condado de Iowa, en el medio oeste de EE.UU.

Era un pueblo pequeño en el que los habitantes se dedicaban en su mayoría a la agricultura y a la ganadería. Lo que nadie imaginaba es que la ciudad se conocería por un tema totalmente ajeno a la pacífica vida del campo.

Noah descubrió un conocido juego en la computadora y no se apartaba de su habitación, embelesado en la pantalla.

De a poco, su madre, Gretchen Crooks, notó un ligero cambio en el comportamiento de su hijo, ya que andaba callado y pasaba la mayor parte del tiempo en su pieza. Junto con el padre del chico intentaban que se aleje de su mundo virtual, no obstante, la adicción de a poco fue formando un monstruo dentro del tranquilo Noah.

Una noche del 24 de marzo de 2012 llegó una llamada telefónica a la estación de la policía que puso los pelos de punta a los oficiales. “No estoy bromeando en absoluto. Ella está muerta. Tengo miedo. Maté a mi mamá con mi rifle. No sé por qué lo hice”. Luego continuó con la escalofriante declaración: “Traté de violarla. Intenté violarla, pero no pude hacerlo”.

Luego de la llegada de la policía, Noah relató la causa de tan trágica escena: su madre Gretchen le había prohibido su juego favorito, Call of Duty, luego de que llegó a su casa con bajas calificaciones de la escuela.

Noah acabó con la vida de su madre, usando un rifle calibre 22. Disparó a su madre en 21 ocasiones e intentó abusar de ella, pero no pudo hacerlo.

Tras un largo juicio, el muchacho fue sentenciado a 50 años de prisión y permanece recluido hasta hoy.

Vía: Infobae

Aterrador: el caso del chico que asesinó a su propia mamá por un juego en tendencia

Por Víctor Martínez2' de lectura

El joven no solo la mató, sino que intentó cometer otro delito repugnante.